martes, 27 de octubre de 2009

3- Las etapas del duelo

Ya hablé en serio, ya bajé la guardia y en cualquier momento me tiro por al ventana de la oficina rogando darme la cabeza contra el tacho de basura y quedar inconsciente. (Es un primer piso, no creo que pueda exigir la muerte; además que si me muero probablemente me echen (?)).
Es hora de compartir mi sabiduría y observaciones, asi me autoengaño pensando que todo lo que me pasa es para que mis blogs no queden cortos de material.
Todos en algún momento nos separamos. Es inevitable: a todos nos va a tocar que eventualmente nos dejen, dejemos o no funcione. Curso natural de la vida, Hakuna Matata. Mi psicóloga (de quien seriamente sospecho que me lleva a tomar malas decisiones para que sea infeliz, la necesite y le siga pagando) dice que en toda separación hay un duelo de por medio, lo cual es cierto. Cuando ese duelo queda incompleto porque no hubo cierre, no se elaboró o uno se distrajo juhgando con las múltiples aplicaciones de Facebook; esas cosas despues vienen, te muerden el orto y arruinan relaciones futuras. Dios sabe que yo lo sé.
Veamos las etapas del duelo:

1)Negación y aislamiento: La negación es genial. Es temporal, obvio, pero te permite vivir en un pedo por un tiempo hasta que juntes el coraje de lidiar con la situación en la vida real. Todo depende. La negación puede ir desde "Ya va a volver, esto no es definitivo" hasta "Hizo toda esta movida de dejarme porque quiere que me sorprenda el doble cuando me lleve en un paseo en globo, hagan una suelta de palomas en nuestro honor y pueda amaestrar un simpático lorito para que me pida casamiento. Claro, tiene que ser eso, está ganando tiempo para amaestrar al lorito, seguro que si". La realidad es que en el fondo sabés que lo único que está amaestrando es alguna negra katinga regalada por un Baggio con kerosene para que se la chupe. Cuando te des cuenta que no va a volver, que no hay ningun lorito y que mientras vos esperás tejiendo y destejiendo mirando una maratón de Hallmark a que se decida a volver, el probablemente esté enfiestadísimo recuperando tu solteria, podrás avanzar al nivel dos.

2)La ira: Ahhh...mi especialidad. La negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento. Todo bien, pero para mi estar iracundo en una ruptura es un derecho que se gana uno mismo a base de charlas, intentos y fantasias sexuales extrañamente cumplidas (ylaputaqueteremilparió). La rabia es porque básicamente a nadie le gusta ser dejado, ni fracasar. O sea, si yo me enojo cuando alguien me supera jugando al Music Challenge, pueden imaginarse que pasa si fracaso después de meses de creer en el Amor como Andreita del Boca. Si. Tonta pobre tonta. Ursula en la Sirenita es Heidi al lado mio. Tengo impulsos violentos de correr gritando como en Corazón Valiente, con la cara pintada y totalmente desquiciada. Ganas todavia, años depués de rayarte ese auto de mierda que tenias que te hacia sentir joven aunque no lo eras (Saluden a H, chicos!). La envidia es de saber que mientras vos pasaste meses doblandote como un palito de la selva en verano, aceptando fluidos en lugares contra Natura y enseñandole cómo mierda se pasa sexualmente de una canción de Palito Ortega a una de Foo Fighters, justo cuando lo empezabas a disfrutar va a venir una pendejita que no haya leido ni "Buscando a Wally", y va a cosechar tu siembra. Y si, es injusto.


3) Pacto o negociación: Cuando ya te agotaste de pensar en un regreso arrepentido, y sentido de su parte, caiste en cuenta de que la ira y el resentimiento te dejaron bastante caliente en muchos sentidos y no ves que salga de él volver a tus brazos psicópatas (especialmente porque ya sabe con que tipo de loca está tratando), emepezas a buscar opciones que no te cierran ni en pedo, que Chaka Kahn te golpearia repetidas veces por incluso considerar, y que le vas a negar a tu psicóloga el viernes que lo estas haciendo porque odias sentirte sola y no tenes ganas de pasar por 5 pelotudos que no sepan donde va cada cosa para poder disfrutar. Ahi viene el hacerse la copada, la comprensiva, la superada. "Bueno, podemos garchar sin compromiso...y ver que onda", "Me da pena que se corte por lo sincronizados que estábamos". Si él se muestra retinente, irás por el golpe bajo, decirle que te acordás de (inserte momento cachondo aqui) porque sabemos que a los hombres si en algun momento se los maneja, se los maneja por la pija. Y a las mujeres tambien, pero hay que tener más técnica. Va a terminar en que no te banques la opción freestyle cuando pase un mes sin llamarte, sospeches que está con otras a las que trata mejor de lo que te trató a vos durante su relación (porque obvio, vos lo educaste), y vas a pasar automáticamente a la fase 4.


4)Depresión: Masoquismo puro. Noches enteras mirando de vuelta sola repeticiones de Full House cuando las gemelas Olsen todavia comian, escuchar Aspen y llorar desconsoladamente con ochentosas diseñadas para sufrir al mango, y comerte hasta los burletes de la heladera. Cuando termines, ir al chino amigo y comprar doce serenitos. Miles de árboles talados para solventar tu stash de Carilinas. Películas increiblemente tristes donde llegas a comparaciones absurdas "Sacando que eso pasaba en Vietnam, es casi lo mismo que nos pasó a nosotros".
La única manera de superar esto es llorando hasta que haya que involucrar un trapo de piso, tener un buen grupo de soporte, y desearle el mal. Desearle disfunción eréctil o whatever does the trick. Hasta que finalmente llegue a la...


5) Aceptación: Un dia te levantás, te das cuenta que la vida sigue, hay que depilarse, teñirse y volver a las pistas. Y puf! te das cuenta, mágicamente, que hay otros peces en el mar. Peces probablemente igual de mierdas que tu ex, pero hay que darle el beneficio de la duda. Hay que apostar al amor, porque en los casinos hay mucha jubilada binguera y viciosa, y es peor.
Claro que en la aceptación uno tambien idealiza al hombre perfecto; ese que te abrace durante películas tristes, ponga su saco sobre un charquito o eyacule Danette; y que ese Danette te haga achicar la cintura y crecer las tetas. El mundo seria mucho mejor.

Lo único que queda es saber que como la carrera de Emanuel Ortega, esto también pasará.


2-Las separaciones (Most of us need the eggs)

Hay pocas veces donde realmente no tengo ganas de sacar chistes de la galera. Esta semana fué una de esas veces. El jueves se terminó una relación de varios meses con una persona increíblemente importante para mi. Una persona, que con todas sus fallas, sus rarezas y simplezas le pegó un cachetazo a mi cinismo para demostrarme que no, no son todos iguales. Una persona que supo quererme con todas mis fallas, mis rarezas y mis simplezas.
Desde el jueves me cuesta contener las lágrimas cada vez que pienso, que es todo el tiempo. Además de ser neurótica desde la planta de los pies hasta el tope de mi cabeza, sobreanalizo absolutamente todo. Tomo cada situación y la desarmo, vuelvo a armar, la pienso, la siento de vuelta. Es lo que me deja a veces con un sabor desagradable a arrepentimiento por no haber aprovechado ese tiempo disfrutandolo. Aunque puedo decir, con cierto orgullo, que durante todo ese tiempo en el fondo supe que era parte, finalmente, de algo que no pasa todos los dias.
Probablemente no sea buena señal que la separación sea más romántica que la relación en si. Siempre pensé que la hora de cortar incluia gritos, infidelidades, odio, ira y si bien estas aparecen por decreto de a ratos, no quita que fué una separación con respeto, entendimiento y mucho amor de por medio. Fué simplemente triste.
Tuve la teoria toda mi vida, gracias a la sobredosis de comedias románticas que consumo, que los momentos que marcaban una relación entre dos personas eran los que tranquilamente podrian haber protagonizado John Cusack o Meg Ryan en algun momento de sus carreras. Que uno recordaba las cartas escritas con la guardia baja, las frases, el número de teléfono escrito en un billete, el estéreo encima de la cabeza con Peter Gabriel a todo volumen, las fotos cortadas que unian, el discurso final de Harry en año nuevo, los carteles en Navidad, un beso en un estadio, una persecución en un camión robado el dia del casamiento, y así puedo enumerar miles de escenas que me marcaron y me hicieron creer, falsamente, que esas eran las cosas que realmente se extrañan de alguien.
Por más que en estos dias me levante, respire hondo, me de cuenta que la vida sigue y escriba las partes graciosas de esto en lineas generales, y me ria de mi misma, hoy es casi imposible que sonria con ganas. Las separaciones realmente importantes, que te avisan de un jueves a un viernes que tu vida va a volver a ser ordinaria, plana y sin un décimo de las texturas, los colores, y los olores de los últimos meses, son increíblemente dolorosas. Cuando no es tanto el ego el que esta herido, sino uno.
Esta debe ser la segunda vez en veintidós años que sufro por alguien, y es la primera que aún en estas circunstancias, no tengo el menor arrepentimiento de haberlo intentado.
Cuando otras veces puteé, pataleé y quise al menos encontrar consuelo de alguna manera extraña, algo que tapara los dolores y me vaciara la cabeza; cuando otras veces viví resentida por haber intentado y fracasado, de sentirme una idiota, de detestar todo mi optimismo y mis teorias estúpidas de finales felices; esta vez puedo decir que es diferente.
Incluso el duelo vale la pena, cuando tuviste el lujo de compartir algo tan íntimo, extraño y mutuo. Si por cada 20 hijos de puta llega uno asi, al menos por un tiempo, no queda otra que intentar. Es naturaleza humana, punto.
El sentir que aún cuando toma a veces años superarlo, cuando tome cuerpos de gente que no te interesa porque no le llega a los talones, cuando te deshidrates de llorar no encontras manera de arrepentirte por haberlo intentado. Porque es una de las poquísimas cosas que valen la pena.

Lo voy a extrañar tanto que me quiebra pensarlo. Pero cuando pase el tiempo, y esté preparada, voy a intentar de vuelta, porque como el final de Annie Hall: we keep trying because most of us need the eggs.

jueves, 22 de octubre de 2009

1- La bienvenida



Este es probablemente el decimocuarto blog que empiezo. Los que ya me conocen, saben que ante situaciones nerviosas, mientras otros se inyectan heroína o leen libros de Bucay, yo escribo. Porque es básicamente, lo único que se hacer bien con la ropa puesta y sobria.
Tengo un blog que no planeo abandonar que lleva casi cinco años (si, en cinco años no hubo nada bueno en la tele) donde cuento absolutamente toda mi vida (que uno pensaria que a nadie le importa, pero increiblemente supera las seis mil visitas por mes...in your faces, carreras universitarias!), otro que cultivé por años con mi amiga Barbara donde me ella se quejaba de los colectivos y yo de la gente, y ahora llego este, basado en la apliacación de Facebook que creo mi amiga Romi (para tener en cuenta: un amigo es el que apoya desmesuradamente tu talento para hablar boludeces). Porque tener sólo una aplicación sin un blog que respalde mi obra (?) me parecia mezquino y amarrete. Y además, trabajo pocos dias por semana, curso sólo uno y hasta el año que viene no pasan America`s Next top model. Otro motivo es que la aplicación recibió una guarangada asi como mil visitas en dos o tres semanas. Por ende, yo escribo, pero alguien lee.
El último motivo fué que hacer blogs es gratis, y yo vivo en Lanus: llevo la pobreza en la sangre y me encantan las cosas gratis. Puedo llorar si compro una revista y no me mandan un mini desodorante o un sachet de shampoo.
Me llamo Flor, tengo 22 años y hablo sin ningún tipo de autoridad. Todo el mundo habla por el orto, la única diferencia entre ellos y yo es que lo escribo, y tiendo a reirme de las cosas que me pasan: tuve momentos buenos, malos. Relaciones malas, otras peores. Tengo el don de elegir la peor calaña de hombres que existen, y he llegado a pensar que tal vez mi misión en la vida sea masticar boludos hasta escupir un libro.
Tal vez lo sea. Sólo Dios y las editoriales que no me pidan que no diga "coger" cada tres palabras lo saben.
 

Made by Lena