domingo, 8 de noviembre de 2009

7- Lo que me enseñaron 22 años en Lanús

1- El valor del tiempo: Vivo en Lanús, trabajo en Olivos. Estudio en Microcentro. Salgo siempre por Capital, jamás en zona Sur, porque la mayoria de los lugares tienden a ser un display de ropa deportiva y caras poco amigables. Por ende, viajo un mínimo obligado de 68 horas por mes, casi tres dias completos. En esos tres dias podria encontrar una cura para el cáncer, buscar combustibles en base a la voligoma o igual de importante, dormir. Vivir literalmente en la loma del orto hace que cada segundo cuente. Ante las dos preguntas que asumo estarán rondando sus cabezas, les doy automáticamente le respuesta: si, ya estoy buscando departamento y no, no habia laburos minimamente digeribles en Lanús.

2- El amor al subte: Para los que vivimos en lugares culturalmente lentos, el subte nos parece un transporte mágico. No se necesitan monedas, no tiene paradas innecesarias de viejitas que preguntan si las deja en Liniers y encima le discuten al colectivero el porqué no las deja en Liniers, nadie come mandarinas mientras viaja, es genial. Por ejemplo, tengo un amplio manejo de la linea D (D...de Dominio) y me declaro enamorada de ella. No me importan los cortes, no me importa si a veces la lima...porque me ahorra tiempo. Te quiero, subte. Otra son los Taxis. Nada de llamar al remis, que por lo general es un Falcon amante del óxido que te dice en plena urgencia que tiene "50 minutitos de demora", comparado a un leve movimiento de brazo y tener un taxi en tus nariz, rápido como un trueno y dispuesto a llevarte a casa.

3- Un tupper jamás se paga más de cinco pesos: Y es mucho. Tengo la suerte de conocer bazares en Lanús donde se consigue desde un set de tres tuppers por siete pesos (algunos toleran el paseo en microondas..otros no corren con tanta suerte) hasta una bucleadora de quince. Esta oferta baratísima made in Gerli te crea una actitud Lita de Lazzari que arrastrás a donde quiera que vayas, siempre acompañado por "Esta lancha en lanús sale $8,50".

4-Las golosinas inconseguibles se consiguen: Los alfajores Capitán del espacio, las pastillitas Punch, los Ricarditos, los corazoncitos Dorins, el Topolin...hay. No soy lo suficientemente valiente para mirar la fecha de vencimiento, pero me consta que hay. Además traen de regalo una capa de polvo importante que el almacenero amigo puede remover con un trapo rejilla antes de dartelo, si es delicado y atento.

5- Apreciar las franquicias: Gracias que hay un Mc Donalds, donde jamás tienen ensaladas y si hay son sospechosas. Pero al menos tenemos uno. Musimundo voló, Burguer igual y ni siquiera soñamos con un Farmacity o Starbucks. Tiene sentido igual, la mayoria de la gente revenderia los 2x1 de Curitas o podria estar horas intentando pronunciar Frapuccino o pedir que les escriban en el vaso "El Tony de Escalada". Mejor mantener el orden natural de las cosas.

6-Se puede fumar en todos lados: Es una de las pocas cosas que adoro de mi ciudad. Vas a un bar y es todo sector fumadores, el tostado sale $7 pesos en vez de $15, y los mozos te dan un cenicero apenas entras. Podes fumar en bares, boliches, restaurants, salas de parto, jardines de infantes. Nadie juzga las adicciones ajenas.

7- El miedo: La septima y más importante cosa que me enseñó vivir en Lanus es a tener miedo. Miedo de la suciedad, de ver gente autosatisfaciéndose a las dos de la tarde en el auto, ver jeringas en el piso, botellas cortadas y a tener miedo de pronunciar las S. A no caminar siete cuadras de noche por NINGUN lado, a no mirar a los ojos a la gente por la calle...Lanus crea gente prudente.

Y aunque si todo sale bien pronto te cambie por prados más verdes, transportes más higiénicos y menos tiempo de viaje, siempre me quedarán tu enseñanzas.

2 comentarios:

  1. Yo odio Capital en todas sus formas y colores: apenas te entran los dos pies en las veredas, hay mierda por todos lados y la gente es maleducada. Todos corren, se empujan, el pasto escasea y los 8374891498 de edificios que hay, apenas te dejan ver el cielo.
    Aparte de que las avenidas sean TAN inmensas que me siento estúpida teniendo que esperar a alguien para cruzar, porque no sé hacerlo (espero nunca encontrarme con algún suicida).

    Nota: Lanús compensa todas sus falencias con los INCREÍBLES precios que tiene.

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  2. bueno, son 22 años nomas, yo llevo 35!!

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